CUIDADO
Cuando
el hombre se dedicó a la agricultura contó con un recurso natural
imprescindible que nunca le puso precio: El suelo. Esa delgada capa que
separa la corteza terrestre del paisaje, dejó de ser ilimitado manto de
fertilidad para convertirse en un recurso natural que se agota. Formar
un suelo demora muchas generaciones... destruirlo demora una generación o
menos.
En
agricultura, la gran amenaza son las plagas, y en el intento por
controlarlas se han utilizado distintos productos químicos. Son los
llamados plaguicidas y que representan también el principal contaminante
en este ámbito, ya que no sólo afecta a los suelos sino también, además
de afectar a la plaga, incide sobre otras especies. Esto se traduce en
un desequilibrio, y en contaminación de los alimentos y de los
animales.
La población mundial ha crecido en forma abismante en estos últimos 40 a 50 años. Este aumento demográfico exige al hombre un gran desafío en relación con los recursos alimenticios, lo cual implica una utilización más intensiva de los suelos, con el fin de obtener un mayor rendimiento agrícola.
La población mundial ha crecido en forma abismante en estos últimos 40 a 50 años. Este aumento demográfico exige al hombre un gran desafío en relación con los recursos alimenticios, lo cual implica una utilización más intensiva de los suelos, con el fin de obtener un mayor rendimiento agrícola.
En
muchos suelos del mundo se presentan deficiencias de nutrientes, entre
ellos el cobre; en los humanos, la falta de este elemento produce anemia
y ha sido asociada con enfermedades cardiovasculares y con el
metabolismo del colesterol. También el cáncer ha sido asociado con
desequilibrios en la nutrición del hombre. Estamos
acostumbrados a considerar a la tierra como algo muerto, donde podemos
colocar, acumular o tirar cualquier producto sólido o liquido que ya no
nos es de utilidad o que sabemos que es tóxico.
Cuando
en el suelo depositamos de forma voluntaria o accidental diversos
productos como papel, vidrio, plástico, materia orgánica, materia fecal,
solventes, plaguicidas, residuos peligrosos o sustancias radioactivas,
ésta permanece en un mismo lugar durante mucho tiempo, parte de la
basura orgánica, residuos de alimentos como cascaras de fruta, pedazos
de tortilla, entre otras sustancias, esta se fermenta, además de dar
origen a mal olor y gases tóxicos, al filtrarse a través del suelo en
especial cuando éste es permeable, deja pasar los líquidos contaminando
con hongos, bacteria, y otros microorganismos patógenos, no sólo ese
suelo, sino también las aguas superficiales y las subterráneas que están
en contacto con él, interrumpiendo los ciclos biogeoquímicos y
contaminado las cadenas alimentarias.
La
mayoría de los procesos de pérdida y degradación del suelo son
originados por la falta de planificación y el descuido de los seres
humanos. Las causas más comunes de dichos procesos son:
Erosión:
La erosión corresponde al arrastre de las partículas y las formas de
vida que conforman el suelo por medio del agua y el aire. Generalmente
esto se produce por la intervención humana debido a las malas técnicas
de riego como la inundación o riego en pendiente y la extracción
descuidada y a destajo de la cubierta vegetal como el sobrepastoreo, la
tala indiscriminada y la quema de la vegetación.
Contaminación:
La contaminación de los suelos se produce por la depositación de
sustancias químicas y basuras. Las primeras pueden ser de tipo
industrial o domésticas, ya sea a través de residuos líquidos, como las
aguas servidas de las viviendas, o por contaminación atmósferica.
Compactación:
La compactación es generada por el paso de animales, personas o
vehículos, lo que hace desaparecer las pequeñas cavernas o poros donde
existe abundante microfauna y microflora.
Expansión
urbana: El crecimiento horizontal de las ciudades es uno de los
factores más importantes en la pérdida de suelos. La construcción en
altura es una de las alternativas para reducir el daño.
La
política mundial de suelos señala metas para promover la ciencia del
suelo y su aplicación al estudio, vigilancia, conservación,
rehabilitación y manejo de las tierras arables del planeta. Para este
fin se plantea la creación de una conciencia mundial de la difusión de
la ciencias y la tecnología del suelo, porque la batalla del suelo debe
ganarse en la mente del hombre.
El
día en que los agricultores del mundo comprendan que el valor real de
sus tierras depende de los pocos centímetros de capa vegetal que las
cubre; el día en que los legisladores y hombres de gobierno se convenzan
de que la economía nacional se sustenta en el suelo, del cual dependen
la contextura, la salud y el bienestar del pueblo. Sólo ese día se podrá
imponer una política de suelos, ya que en ellos se apoya una clase
agrícola próspera, capaz de proveer alimentos, promover exportaciones y
ofrecer mercado de consumo a la industria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario